jueves, 15 de octubre de 2009

Lagrimas


Pase noches y noches tratando de saber quien era el. Lamentablemente con cada dia que pasaba y no lograba avance alguno me creía lo que Doña Carmen me habia dicho de que ningun hombre me había ayudado y que él solo era producto de mi imaginación. Al cabo de dos semanas o algo así decidi no pensar mas en el y comencé a hacer las cosas de costumbre, incluyendo dormir. Una tarde estaba sentada en una de las bancas del parque comiendo un helado cuando lo vi pasar por una de las aceras que rodean el parque. Sin saber aun que iba a decirle me levanté y corrí hacia donde el estaba, debí parecer una loca.

-Oye, disculpa... hey!

De pronto se detuvo y se dio la vuelta, al verme correr hacia el sonrio, supongo que como todo un caballero evitó reirse de mi. Tan pronto lo alcancé comence a intentar recobrar el aliento mientras el se mantenia de pie sonriendo.

-Que pasa?

Su voz recorrió mi cuerpo de pies a cabeza y me dejó momentaneamente sin habla.

-Em... no se si te acuerdes, nos encontramos una vez antes, se me habian caido las naranjas y me ayudaste a levantarlas... ese día me pareció que te conozco de algún lugar y me da pena admitirlo pero sinceramente no lo recuerdo... nos conocemos?

Su sonrisa se hizo mas amplia y comenzó a dar unos pasos hacia mi, acortando la distancia que había entre nosotros.

-Por alguna razón a mi también me pareces conocida y lamento decirte que no se cual es el nombre de la niña que tiene esta linda carita.

En ese momento debí poner la sonrisa mas tonta, que hizo que su sonrisa volviera a aparecer y dio un paso mas cerca de mí.

-Sarah, me llamo Sarah.

-Hola Sarah, yo soy Carlos. No se si nos conocíamos antes, pero es un gusto volver a conocerte.

Me extendió la mano para saludarme y yo hice lo mismo. Nuestras manos se encontraron y sentí su piel cálida tocar la mia, intenté no exagerar y sonrei un poco.

-Mmm necesito hacer unas cosas, espero verte pronto Sarah.

Se acercó a mi y me quedé inmóvil. Se inclinó y me dió un beso en la mejilla, lo que hizo que sintiera tan cerca su piel y se quedara el olor de su perfume grabado en mi cabeza. Se dió la vuelta al tiempo que me decía -cuidate-. De pronto me salió una lágrima que se deslizó rápidamente la mejilla y sin pensarlo dije: No me dejes.

Ni siquiera yo entendi lo que habia pasado, me di la vuelta y comence a caminar rumbo a mi casa pero las lagrimas no paraban de brotar, asi que tuve que acelerar el paso. Cuando por fin llegué, las lágrimas continuaban recorriendo mis mejillas, me preguntaba porque habia dicho eso y porque sentía esa sensacion dolorosa en el pecho. Lloré hasta que me quedé dormida, Ya había obscurecido cuando desperté, me asomé por la ventana y vi una pareja besandose frente a la puerta de una casa, sentí una punzada fuerte en el pecho que me hizo llevarme la mano a el, las lagrimas comenzaron a brotar nuevamente.