miércoles, 25 de noviembre de 2009

Sueño


Pasaron los días y seguí mi vida como si eso que me pasó semanas antes hubieran sido parte de un mal sueño, continué con mi trabajo y al fin de dos semanas, terminé mi nuevo libro. Lo metí en un sobre y me dirigí al correo a enviarlo a mi editora. Regresé a casa por el jardín, hacía un tiempo maravilloso, el sol brillaba con intensidad y calentaba el ambiente, sin embargo, la gente realizaba sus actividades de rutina como si no notaran la elevada temperatura. Compré un helado cerca de la fuente del parque y me dirigí a casa. Pasarían al menos dos meses antes de que necesitara comenzar un nuevo proyecto y era tiempo de relajarme y concentrarme en nuevas ideas. Prendí mi televisor, pasé los canales sin prestar mucha atención hasta que una película llamó mi atención. Tomé mi mantita y me recosté en el sillón a verla. Cuando me di cuenta, ya había anochecido, de pronto sentí hambre y no había preparado alimentos por lo que decidí salir a cenar a un restaurant acogedor que en momentos como este solía ser mi salvación. Tomé una chalina ligera y mi monedero y salí a la calle. No había mucho ruido incluso se escuchaba perfectamente el ritmo de mis zapatos sobre la acera. Entré al lugar y de inmediato noté la sonrisa de François, obviamente notó que me quedé nuevamente sin comer. Hizo un gesto y uno de sus meseros vino a traerme una taza de café y crema. Comí lo de siempre, un espagueti y pedí algo para llevar, después me retiré a casa. Al otro día la pasé en el jardín, tomando limonada y leyendo. Ya había terminado de comer cuando tocaron a la puerta. Pense que quizá era algún paquete, pues en mi casa era más común que llegaran paquetes que visitas. Abrí la puerta y quedé totalmente sorprendida por la persona que estaba frente a mi. Era Carlos. Cuando por fin pude reaccionar, abrí la puerta un poco más y lo invité a pasar. A decir verdad no sabía cómo había logrado llegar a mi casa, pero era algo que estaba dispuesta a averiguar quizá después de saber la razón de su visita.
Pasó y empezó a mirar mi casa con una curiosidad sorprendente.
-Te gustaría tomar algo?
-Quzá después, creo que primero debemos hablar- sus palabras sonaban serias, me pregunté s estaría molesto conmigo.
-Bien, te escucho.
-Hace unos días nos encontramos, el día que te conocí, o bueno, el día que nos presentamos me pasó algo extraño. Verás, Soñé contigo... mas o menos.
Me quedé en silencio sin saber que decir, después de una pausa el continuó.
- No eras tu exactamente, no como te veo ahora, pero de alguna forma supe que eras tu. Estabamos juntos de noche en alguna playa, yo estaba sentado en una barda pequeña y tu estabas recostada en mis piernas viendo al cielo. Entonces me dijiste que habias visto una estrella fugaz y pediste un deseo.
Me limité a parpadear.
- Estoy comprometido. Llevo más de dos años con mi novia y nos casaremos en unos meses. Siempre he sido fiel y de pronto no se porque no puedo dejar de pensar en ti.
Ese comentario me sorprendió, entre todas los escenarios creados en mi cabeza, no había una posibilidad de que el viniera a mi casa a decirme de pronto: no puedo dejar de pensar en ti. Abrí la boca aunque no sabía que decir pero el siguió hablando.
- No es que me haya vuelto un loco y no pueda hacer otras cosas, pero a veces me encuentro pensando en ti, siento como si te conociera y te hubiera olvidado. Nos conocíamos de alg+un lugar?
Finalmente le respondi.
- No lo se, me pareces familiar pero no puedo recordar mas que las veces en las que nos hemos encontrado.
De pronto sentí en el ambiente su aroma, era cautivador de una forma extraña, una sensación cruzo por mi cuerpo, como si tratara de hacerme recordar algo.
- Te vas a casar, felicidades.
De alguna forma me sentía triste al decirlo.
- ¿Gracias?
-¿Que pasa?
- ¿Me estas evadiendo?
- No, solo no se que otra cosa puedo decir, lo que pasa es muy extraño
- Disculpa si te incomodo
- No lo haces. ¿Te puedo preeguntar algo?
- Claro
- ¿Cómo supiste donde vivo?
- Ah... entre tantas preguntas elegiste esa... pues te va a sonar como si yo fuera un acosador... te seguí el otro día. Iba a pasar antes pero no sabía exactamente que decir, aunque bueno ahora tampoco me es claro.
De pronto se me nubló la vista y no supe más hasta que abrí los ojos y me encontraba recostada en mi cama.

----

Este capítulo va dedicado a Rosa que me sugirió el compromiso de Carlos.
Gracias por leerme >.<