martes, 31 de agosto de 2010

Mesa para dos


Abrí la puerta y ahí estaba el, sonreía de una forma muy particular, como si hubiera al fin conseguido algo que buscaba desde hace mucho tiempo. Supongo que vio en mi cara algo como confusión, cosa que le pareció graciosa al grado de reirse en mi cara. Yo simplemente no sabía lo que estaba pasando. Me sentía como si recién despertara sin saber que estuve haciendo antes, estaba completamente perdida. El estiró la mano haciendo un gesto para que la tomara y saliera de mi casa (o de mi confusión quizá). Finalmente reaccioné y le di la mano, entonces di un paso y cuando estuve afuera cerré la puerta.

-¡Ah no puede ser!
-Que pasó? ya te arrepentiste?
-No, es que no traje mi cartera, mi suéter, mi... -Carlos interrumpe-
-Oye, oye, no necesitas cartera, yo te invité a comer
-Pero mi... -interrumpe de nuevo-
-Si tienes frío te puedo prestar mi suéter
-Es que...
-Es que nada, vamos. Parece que lo que quieres es huir de mi
-Mis llaves
-No traías las llaves? -se ríe- bueno, ya pensaremos en eso mas tarde
-No te rías, ahora como entro a mi casa
-Ya, vamos a comer, si luego no puedes entrar, te quedas en la mía
-Muy gracioso -Carlos me toma de la mano y camina hacia su auto, abre la puerta-
-Ya decidió la señorita que quiere comer? -me senté e inmediatamente después cerró la puerta, dio la vuelta al auto, se subió y se me quedó viendo esperando la respuesta-
-Pues no, la verdad no lo se
-Entonces yo decido, ese era el trato -se puso el cinturón y encendió el auto- ponte el cinturón

Me puse el cinturón y me quedé callada, no sabía aun que era lo que estaba pasando, el se veía tan seguro al hablar como si fuéramos amigos de toda la vida a pesar de que apenas y sabíamos como se llamaba el otro. Sin embargo, había algo en el que me resultaba encantador. Me limité a ver el camino mientras hacía que mi mente tratara de seguir el paso.

-Oye, porque tan callada? te sientes mal? quieres regresar? si quieres podemos buscar un cerrajero antes de comer si te preocupa mucho lo de tus llaves
-Que? ah, no, no es eso, no te preocupes estoy bien. Una de mis vecinas tiene una llave de emergencia. Ya una vez me había pasado.
-Cómo? saliste con otro atractivo doctor y estabas tan emocionada que dejaste tus llaves?
-Pues no -empece a reirme- sólo las perdí
-No eres vegetariana, verdad?
-No
-Bueno, entonces ya vamos a llegar -dio la vuelta en una esquina y como a media calle metió el auto en una entrada con piedras que nos llevó a un pequeño estacionamiento. Apagó el auto, se quitó el cinturón y volteó a verme -espero que sea la primera vez que vienes aquí
-Lo es, no conozco por aqui
-Yo tampoco, una vez me perdí y termine comiendo aquí, pero créeme, es un lugar muy lindo

Bajamos del auto y caminamos hacia una pared que estaba totalmente cubierta con una enredadera, donde había una puerta abierta que nos llevó a un jardín con mesas muy bien ordenadas, cada una tenia manteles y en el centro un florero pequeño con flores rosas. Un mesero se nos acercó y Carlos le dijo que quería una mesa para dos, el hombre sonrió y nos pidió que lo siguiéramos, caminamos hacia adentro del restaurante donde había mesas grandes a las orillas y caminando hacia al centro había unos escalones, el nivel de esta parte era más bajo que el resto del salón, lo que lo convertía en un lugar un poco mas privado. En el medio había una fuente y al rededor algunas mesas para dos personas, nos llevó a una, nos ofreció las cartas y se retiró.

-Que te parece? -me preguntó mientras me veía fijamente
-Es un lugar muy lindo, desde afuera no me pareció que esto fuera un restaurante. Es muy grande y... -entonces me di cuenta de que justo en la parte de arriba había una enorme cúpula de la cual colgaba un candelabro brillante con cristales que reflejaban luz de colores, arriba había otro piso donde un gran espacio estaba abierto para ver hacia la fuente del piso donde estabamos- es muy... -me sonrió-
-Me alegra que te guste. Quería que al menos tuvieras un buen recuerdo de nuestra primera cita -voltee a verlo y sonreí-
-No sabía que esto era una cita
-Pues ahora lo sabes

Creo que en ese momento me sonrojé, el solamente mantuvo esa sonrisa y luego dirigió su mirada a la carta, supongo que no quería incomodarme. Me puse a ver la carta para decidir que comer y sentí su mirada sobre mi, por alguna razón no me incomodaba, mas bien me hacía sentir especial.