martes, 19 de octubre de 2010

Estrellas


Después de eso, la plática fluyó sin problemas y no hablamos mas de la "cita". Terminamos de comer y regresamos al auto. Carlos manejó directo a mi casa, una vez ahí recordamos que había olvidado mis llaves. El dijo que sin duda lo solucionaría.

Intentó abrir con una de sus llaves, luego quiso hacer como en las películas y abrir con dos pasadores o clips, pero no encontró ninguno, me hizo mucha gracia. Ya después pensó en buscar un cerrajero, pero para esa hora ya había cerrado, así que me quedé sin opciones.

Empezó a hacer algo de frío, se quitó el suéter y me lo pasó por encima de los hombros, en ese momento sentí su calor y a decir verdad fue bastante agradable.

Sin saber que más hacer, me pidió que subiera al auto, el subió también, se puso el cinturón, me hizo un gesto para que hiciera lo mismo y encendió el coche. Comenzó a conducir. Pensé que había encontrado la solución así que me mantuve en silencio. En cuestión de minutos llegamos a una casa grande, estacionó el auto y fué cuando noté que definitivamente no era la casa de otro cerrajero. Dió la vuelta y abrió la puerta, me dió la mano y me dijo que lo acompañara, lo hice sin decir una palabra. Caminamos a la puerta de la casa y buscó en la bolsa de su pantalón, sacó un juego de llaves y abrió la puerta invitándome a pasar antes de el, fue hasta ese momento que noté que me había llevado a su casa. Supongo que tardé en reaccionar pues me dió la mano y caminó hacia adentro. Encendió las luces y pude ver una sala decorada con muy buen gusto.

-Siéntete como en casa. -me dijo- No hay forma de que entres en la tuya esta noche, así que te quedarás aquí
-¿que?
-Bueno, a menos que quieras dormir en la calle. Quiero pensar que prefieres quedarte aquí a dormir en la banqueta de tu casa. Mañana por la mañana iremos donde el cerrajero para que abra la puerta de tu casa, mientras tanto ponte cómoda por favor.
-¿No se molesta tu prometida por que tengas a otras mujeres en tu casa?
-Mmm... no lo había pensado, pero no lo creo
-Que comprensiva. Yo definitivamente me molestaría si trajeras a una mujer a tu casa a pasar la noche -Luego me di cuenta de que hablé demás y me sonrojé un poco-
-Así que eres celosa -caminó hasta el sillón y se sentó- siéntate, no te vas a quedar ahí parada toda la noche, o si?

Me senté en otro sillón, pero me quedé sin saber que decir, entonces el continuó.

-Han pasado muchas cosas, no podría decir que buenas o malas, creo que aun no termino de entenderlas. Verás, el tiempo en el que no te vi estuve meditándolo. Mariana terminó con nuestro compromiso.
-¿porque?, ¿que pasó?, ¿estás bien?
-Estoy bien, estoy bien, no te preocupes. A decir verdad creo que lo he tomado muy bien, no puedo decir que esté triste, y quizá debería pero no lo estoy. Creo que de alguna forma pasaría tarde o temprano, si no por decisión suya, por la mía. Hace tiempo que ella conoció a alguien más, se conocieron por internet, ella me había contado de su amigo, se llevaban muy bien, finalmente un día el la invitó a la boda de su prima, asi que ella fué con el y pasaron el fin de semana en la playa. Nunca antes se habían visto, pero ella confiaba en el por el tiempo que tenían de conocerse y bueno, tomó sus precauciones, sin embargo parece que las cosas fueron diferentes a lo que esperaban. Se enamoraron y van muy en serio. El no dijo nada porque Mariana traía el anillo de compromiso en su mano, fue ella quien lo dijo y el le correspondió. Al parecer el ya sentía algo por ella desde hace tiempo pero no dijo nada por respeto a la relación que teníamos. Pero que se le va a hacer, el amor es así. Ella estaba terriblemente apenada conmigo, lloró el día que me lo confesó, pero yo no quedé devastado, por lo que creo que está bien. De alguna forma tuviste algo que ver.
-¿yo?
-Bueno, recuerdas esa vez que te desmayaste? te dije que me hacías dudar y me dijiste que o querías interferir, pues bueno, no es culpa tuya que ahora no esté comprometido, si quieres, podemos decir que fue el destino. Espera un momento -se levantó y subió las escaleras, después volvió y me tomó de la mano, caminamos hacia la parte de atrás. Extendió una manta en el pasto y se sentó, me senté con el y después se recostó, hice lo mismo y el me tapó con otra manta.
-¿Recuerdas que una vez te conté que estaba contigo en la paya viendo las estrellas?
-Lo recuerdo
-Ahora me gusta voltear al cielo, me recuerda a ti.
-¿porque?
-Por el sueño que tuve
-¿que piensas cuando ves el cielo?
-Pues... es misterioso, y me hace sentir pequeño
-¿te hago sentir pequeño?
-jajaja

Luego nos quedamos en silencio viendo el cielo nocturno. Me hizo recordar una escena que vi antes, vino una canción a mi mente, empecé a sentirme triste por todas las cosas que faltaban en mi vida, se me llenaron los ojos de lágrimas, las limpié y bajé mi mano, luego sentí que me tomaba de la mano, miré al cielo, esperando que algún día esa herida cerrara y me dejara ser feliz con la persona que tenía a mi lado.